miércoles, 29 de febrero de 2012

Siervas diligentes y confiadas


por Evelyn Calcaño
Diligencia y confianza
Hace algunos anos me invitaron a colaborar en el ministerio de educación infantil en la iglesia a la que asistía. Entre otras cosas, debía redactar lecciones bíblicas para niños, labor para la cual me sentía incapaz. Pase muchos días luchando por hacer lo mejor posible la tarea, para recibir el visto bueno de mis lideres; pero, cada vez, terminaba sintiendo que no valía la pena el esfuerzo, o llorando ante un pasaje que me señalaba mis errores o debilidades, mis carencias y mi gran necesidad de depender totalmente de Dios. Aunque lo disimulaba muy bien.
Sentía  que no estaba preparada para esa tarea; pero una y otra vez venían a mi mente versículos que me instaban a trabajar, a permitir que la gracia de Dios hiciera aquello que yo no era capaz de hacer por esfuerzo propio. Al fin, comprendí que era sierva de Dios, no de mis líderes y que debía hacer todo lo que estuviera a mi alcance, redactando con diligencia cada lección, permitiendo que Dios hablara a mi corazón e hiciera en El Su obra. Luego debía dejar que la gracia de Dios hiciera lo demás. Y El lo hizo. Me lo comprobó una hermana al decirme que una de las lecciones había hablado a su corazón.
Es posible que ante una nueva labor nos sintamos incapaces y, por ello, pospongamos la tarea. Sin embargo, la Escritura nos anima a hacer lo que nos han asignado con diligencia, prontitud y esmero y promete que el Señor de la obra hará lo demás. ¡Qué hermoso es trabajar descansando en esa verdad!
No importa que no nos sintamos dignas, o nos sintamos en debilidad, Dios nos coloca en posiciones de servicio muchas veces porque El quiere hacer una obra en otros a través de nosotras, pero también quiere hacer la obra EN NOSOTRAS mientras servimos, porque ese es su forma de trabajar muchas veces en nosotras. Nos enseña con esto que la obra no depende de nosotros y que el obra aun a pesar de nosotras, de nuestros deseos y de nuestras debilidades.
Dios es fiel. Recordemos los grandes hombres y mujeres de Dios que El utilizo, aun a pesar de sus debilidades y aguijón en su carne. (David, Moisés, Pablo, Apóstol Pedro, Elías, y otros. 
Dios nos usa y quiere hacer transformaciones en nosotras y a otros a través de nosotras, no por nosotras mismas, sino por Su Poder.

1 comentario: